martes, 16 de diciembre de 2014

¡NAVIDAD: ATENTOS PARA ENCONTRAR LA SEÑAL!


Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos sintieron un gran temor. El ángel les dijo: —No teman. Miren, les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un comedero. Lc 2,9-12.
 
La maravillosa señal que el mensajero anuncia a los pastores es fácil de hallar: un niño, envuelto en pañales y acostado en un comedero. Pero quizás difícil de comprender pues ofrece tres dimensiones del Emanuel, Dios entre nosotros: la vulnerabilidad de un recién nacido, su humanidad entre pañales y su entrega como alimento en el comedero. ¡La señal se encuentra en Belén!
 

Este es nuestro Salvador, Mesías y Señor, un Dios indefenso, hecho hombre como nosotros y que se ofrece en alimento, Él es pan partido y compartido. Nace en la ciudad de David, en Belén o mejor en Beth-Lehem es decir en la Casa del Pan.

Ir a Belén es comulgar con ÉL, alimentarnos de ÉL y compartirlo con los otros como lo hace María. Que lo fácil de encontrarlo nos lleve en esta Navidad a la contemplación de lo profundo de la señal.

Navidad es encontrarnos con los misterios de nuestra fe: El Señor Jesús que comparte nuestra existencia y nos invita a comulgar con él.


 Para todos un santo y feliz tiempo de Navidad.
Hna. Ana Francisca Vergara Abril O.P.

lunes, 15 de diciembre de 2014

PREPAREMOS LA SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR


PREPAREMOS LA SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR
CONTEMPLADO EL ICONO DE LA NATIVIDAD

Contemplar los iconos permite entrar en los misterios de nuestra fe y profundizarlos. La mayoría de ellos expresan en su escritura contenido de los evangelios y contenido de los textos apócrifos.
Con el icono de la Natividad entramos en la manifestación de Dios entre nosotros, en él encontramos una síntesis de nuestra fe en Jesucristo: su encarnación, muerte y resurrección. Contemplémoslo y analicemos algunos de sus elementos:

 
La montaña en forma piramidal: es la montaña mesiánica de la que Isaías nos dice: “El monte del Señor será erigido sobre la cima de las montañas y será más alto que las colinas” “Él agitará la mano hacia el monte de la hija de Sión, hacia la colina de Jerusalén”.” No se hará más daño ni mal sobre mi monte santo, porqué el país estará lleno del conocimiento del Señor” Is 2,2;10,32; 11,9. Cuando el monte presenta dos picos hace referencia a la doble naturaleza de Cristo: humana y divina.
La figura de María aparece en primer plano, la montaña es imagen de ella “El monte Sión que el ama”. Sal, 77(78), 68. Es la montaña que Dios se ha dignado elegir para su estancia”. Sal. 67 (68).17,4.
La gruta:  la gruta al centro muestra las entrañas de la montaña que intenta tragarse al recién nacido, representa el infierno y la muerte sobre la que está suspendido Cristo. se parece a la gruta abierta en los iconos de la Resurrección.
Desde el inicio de la vida de Jesús, la Iglesia lo proclama Vencedor de la muerte en la representación de su nacimiento. La cuna - sepulcro está suspendida sobre las tinieblas de la cueva, el infierno y la muerte.

La nube Los Apócrifos cuentan que “en el momento del nacimiento, la nube que recubría la cueva, se disipó y apareció una gran luz, que la vista no era capaz de mantener. Luego esa luz decreció lentamente y apareció el Niño” Protoevangelio de Santiago 19,2. La nube simboliza la Shekina, la presencia divina que está presente en lo escondido, una presencia misteriosa. Como la presencia de Dios que acompañaba a su pueblo en el éxodo, o la que está presente en  el bautismo y en la transfiguración de Jesús. La nube es también como la estrella que guía hasta la gruta a los sabios de Oriente, un rayo de su luz cae hasta el recién nacido.
 
La madre y el recién nacido: En el centro María simboliza a la humanidad que contempla de rodillas frente a la gruta del nacimiento al Señor que está presente en la entrada. María al contrario de Moisés en el monte Sinaí puede mirar cara a cara al Emanuel, Dios entre nosotros. Dios se ha hecho Hombre. Dios se hace visible y accesible al hombre. En esta montaña santa la humanidad contempla a la divinidad sin esconderse o cubrirse el rostro. Dios encarnado se hace cercano para que nos acerquemos a él sin miedo. María vestida con su maforion o manto, está signada con  las tres estrellas (frente y ambos hombros) que hablan de su virginidad antes, durante y después del parto.

El Niño en un sarcófago, un comedero, y envuelto en pañales: Jesús niño con rostro adulto, aparece amortajado como un muerto, quizás imagen de Lázaro. Los lienzos son, según el texto de Lucas, una señal para reconocerlo así como después de la resurrección las mujeres, Pedro y Juan reconocen al resucitado. Los pañales del Niño son imagen de las vendas mortuorias que después aparecerán esparcidas por el sepulcro cuando resucite. aquí esta ya evidenciado el gran misterio de la resurrección de nuestro salvados.  Nacemos para morir y resucitar con él.
 
Los ángeles: en la parte superior el grupo de ángeles canta: “Gloria a Dios en las alturas gran alegría ras y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. Ellos hablan de la naturaleza angélica presente en el gran acontecimiento de Dios hecho hombre. Un ángel conversa con un pastor, entran en diálogo el mundo angélico y lo humano, le anuncia la gran alegría de la salvación, su mano hace el signo de la Encarnación-Trinitaria: dos dedos juntos y tres tocándose por las puntas. Su significado es la salvación viene del Dios Uno y Trino a través de la Encarnación de Cristo.
 
José: pensativo y apartado, frente a él un anciano tranquilo, vestido con pieles y apoyado en un bastón, que representa al diablo vestido con piel de cabra y que lleva a José a dudar. José es imagen del drama humano: el hombre ante el misterio. José tiene dudas... los apócrifos dicen que el diablo dice a José: “Como este bastón que yo llevo no puede producir brotes, del mismo modo un viejo como tú no puede engendrar y una virgen no puede alumbrar”.

El pastor - demonio: recibe el nombre de Tirso, que en la antigüedad era el bastón atribuido al dios Dionisio.

Los pastores: son imagen del pueblo “que caminaba en tinieblas y ve una gran luz”. Is 9,1.  Cerca al pastor de la derecha un niño toca una flauta, antítesis de la música celestial.

El buey y el asno: en la entrada de la gruta están presentes simbolizando a los gentiles. El buey representa el culto a Mitra y el asno la lujuria, representación de aquellos que teniendo el misterio de la Encarnación de Dios delante no saben verlo o no quieren verlo, de ahí que sus miradas inexpresivas se dirijan a un punto perdido.
 
Árbol: representa el tronco de Jesé de Is 11,1-2.
 
Los sabios de Oriente: debajo de los ángeles  están presentes los tres sabios de Oriente a caballo y guiados por la nube - estrella. Representan a los pueblos que la Nueva alianza incluye en su mensaje salvífico, todos los hombres, de todos los pueblos y de todas las condiciones tienen cabida en Cristo.   
Los sabios son como las mujeres que viene al sepulcro a ungir a Jesús, ellas son llamadas en la tradición miroforas, estos sabios son representados con las tres edades del hombre: joven, adulto y anciano, para decirnos que a cualquier edad estamos llamados a ir hacia el Salvador.

Las mujeres que bañan al niño: son dos mujeres presentes en el Protoevangelio de Santiago 19 y 20. La partera que afirma la maternidad de María y Salomé que afirma su virginidad, ellas colaboran bañando al niño. Según la tradición la comadrona es Eva que junto a Salome se ocupan del Niño. Eva da la vida mortal, María la Inmortal. María pone en manos de Eva la Vida Inmortal: su Hijo. El baño es una imagen del bautismo, se le baña en una pila bautismal.
 
Este icono sintetiza el contenido de nuestra fe y nos prepara a celebrar el gran acontecimiento de Dios que se humana y se acerca a nosotros.
 



 
 

 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

EN EL CAMINO DE LAS BIENAVENTURANZAS, UNA TAREA ARTESANAL


“Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices” Jn 15,11.
“La felicidad es el motivo de todas las acciones de todos los hombres, hasta de los que se cuelgan” B. Pascal 
“la formación es una tarea artesanal, no una labor de policía” Papa Francisco 

Tomando estas tres frases, una del evangelio, una de Pascal, gran filosofo y teólogo francés y una del papa Francisco me atrevería a formular una síntesis:
 
Ser plenamente felices es nuestro mayor propósito,
éste se logra mediante una labor de formación artesanal. 

Desde esta óptica deseo hacer una lectura de las bienaventuranzas según Mateo. Ante todo digamos que hay un objetivo en cuanto realizamos y es el de ser plenamente felices; la opción hecha dentro de una vida cristianan tiene como intención profunda el seguimiento del Maestro y el poder participar plenamente de su alegría, en síntesis digamos que deseamos ser felices. Pero sabemos bien que esta frase de Jesús se sitúa dentro del texto de Juan 15 que habla de la poda que se le hace a la vid para que dé fruto y un fruto que permanezca.
 
Todos buscamos la felicidad como dice Blaise Pascal, pero solo hay un medio para lograrla y es poniéndonos manos a la obra para conquistarla, de aquí que la felicidad sea una tarea de formación y que ella sea tan valiosa pues las obras artesanales tienen un precio elevado.
 
Hay producciones artesanales y hay producciones industriales. Ser cristiano es del orden de la producción artesanal, nada es en serie.
Artesanal viene del latín artis-manus e indica que es una obra de arte realizada con las manos sin intervención de maquinaria. Se dice que las artesanías representan una identidad cultural comunitaria y la materia básica con la que se elaboran es casi siempre obtenida en la región donde habita el artesano. Las artesanías se reconocen por su calidad, su simbolismo y su ideología.


SER ARTESANOS DE NUESTRA EXISTENCIA:
VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS. 

Hablemos de la felicidad desde su semántica.
1.      Feliz en español viene del latín felix y significa ser fecundo
2.      El adjetivo felices en hebreo se dice  y en griego makarismo, 
3.      Ashere del verbo asher quiere decir: conducir, guiar, felicitar, asistir, ser feliz. 

Quedémonos con tres de estos significados: conducir, guiar y asistir.
Conducir: habilidad para guiar, de aquí viene conducto y conducta
Guiar: proviene del gótico observar, vigilar
Asistir: estar junto a… ayudar
Si tomamos todos estos significados y hacemos y tratamos de sacar una definición, podemos decir que la invitación de Jesús en el sermón del monte es a ser fecundos, a saber conducir y guiar y a asistir a otros. Esto solo lo hace quien se siente responsable de sí y de los otros.  
Existen en la escritura dos tipos de bienaventuranzas en la Escritura.
En la Biblia encontramos alrededor de una centena de bienaventuranzas,  ellas son una clase de felicitación que supone la constatación de una felicidad ya realizada o al menos realizándose.
Podemos encontrar dos clases de bienaventuranzas, así como encontramos dos listas en los evangelios, una en Mateo y otra en Lucas.
 
1er tipo
Felicidades, Israel, ¿Quién como tú?, pueblo salvado por el Señor (Dt 33,29)
Dichoso el hombre a quien educas, Señor, a quien instruyes en tu ley (Sal 94,12).
¡Dichoso el pueblo al que así le sucede, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor! (Sal 144,15).
Dichoso el marido de una mujer buena: se duplicarán los años de su vida (Si 26,1).
Dichosos en cambio los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen (Mt 13,16).
¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! (Mt 16,17).
¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! (Lc 10,23).
¡Dichosas las estériles, los vientres que no concibieron, los pechos que no amamantaron! (Lc 23,29).
Dichosos los convidados a las bodas del Cordero (Ap 19,9).
Dichoso y santo el que tome parte en la resurrección primera (Ap 20,6).

2º tipo
Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo de tu sabiduría (1Re 10,8).
Dichoso quien no acude a la reunión de los malvados (Sal 1).
Feliz el que cuida del desvalido: el Señor lo librará en el día aciago (Sal 41,2).
Dichosos los de conducta intachable, que siguen la voluntad del Señor. (Sal 119,1).
Dichoso el hombre que piensa en la Sabiduría y busca la Prudencia (Si 14,20).
Dichoso el hombre que se conserva íntegro y no se pervierte por la riqueza (Si 31,8).
Dichoso el sirviente a quien su señor, al llegar, lo encuentre trabajando así (Mt 24,46).
¡Dichosos, más bien, los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen! (Lc 11,28).
Serán felices si, sabiendo estas cosas las cumplen (Jn 13,17).
Mira que llego pronto. Dichoso el que guarde las palabras proféticas de este libro (Ap 22,7).

Observando el primer tipo vemos que hay una felicidad que es don del Señor, en la que el hombre es merecedor sin mucho de su parte. En el segundo tipo por el contrario la felicidad es fruto de una conducta. Las bienaventuranzas de Lucas se acercan a las del primer tipo mientras que las de Mateo van más en la línea del segundo tipo. Es en este punto que podemos retomar la idea de ser artesanos de nuestra propia felicidad, es decir de nuestra propia fecundidad existencial.

Observemos el texto de Mateo 5, 1-10, analicemos el lugar que ocupan cada una de las 9 bienaventuranzas.
 
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán saciados.
5 Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los calumnien de todo por mi causa.
 
Alégrense y estén contentos porque el premio en el reino de los cielos es abundante
 
El vacío de una décima bienaventuranzas puede tener su significado profundo, en el sistema bíblico sería normal que fueran diez. Es como si el autor de las bienaventuranzas nos dijera ahora es el tiempo de que cada uno escriba su propia bienaventuranza.

Este es un mandamiento del Señor a sus discípulos, permanecer en la alegría, es lo mismo que Pablo ordena a los cristianos de Filipos: Flp 2,18. 3,1. 4,4. 
 
Hagamos las relaciones correspondientes:
Primer grupo
 
 
1 Felices los pobres en el espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
9 Felices ustedes cuando los insulten, los persigan y los calumnien de todo por mi causa.

Ante todo la pobreza no es de espíritu sino en el espíritu, tampoco son los pobres de corazón. Son cosas bien distintas. No se trata de pobres en sentido de indigencia, no es pobreza sociológica sino sobretodo disposición de espíritu. Es un fuerte llamado a la humildad, a la mansedumbre, a la paciencia. Por aquí comienza el artesano y la materia prima para dejarse modelar. La primera bienaventuranza pide que estemos atentos al orgullo y a la arrogancia. A los sencillos pertenece el Reino de los cielos. Solo quien es humilde puede aceptar lo que nos presenta la novena bienaventuranza, la persecución, la arrogancia de los otros.
Segundo grupo
2 Felices los afligidos, porque serán consolados.
8 Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.

 La palabra penthos, en griego habla de un dolor intenso (Job 5,2). En Mt 9,15 se nos dice que los invitados al banquete pueden afligirse mientras el esposo no está con ellos. Así podemos decir que esta bienaventuranza habla de quienes sienten pena en el mundo por la ausencia del Señor. Estos serán consolados por Dios mismo, consolar en Isaías 61,2 hace referencia a los tiempos mesiánicos.
La ausencia de Dios en el mundo se manifiesta en la injusticia y en la falta de paz y armonía. Quienes desean de todo corazón que el mundo se abra a la presencia de Dios, que no está ausente sino que el mundo quiere invisibilizar son sometidos a la persecución.    

Tercer grupo
3 Felices los apacibles, porque heredarán la tierra.
7 Felices los pacificadores, porque se llamarán hijos de Dios.

La palabra griega praus significa los dulces y no los humildes, ¿Quién es el dulce, el apacible? Podemos traducir esta palabra también con pacíficos. El dulce no es un blando, ni un débil, por lo contrario es alguien de mucha fortaleza, personas de una gran fuerza espiritual. Solo es dulce quien vence su propio temperamento  y busca siempre la paz. Según el judaísmo no existe mayor servicio que se ofrezca a los demás que ayudar a reconciliar a los hermanos. Por ellos los artesanos de paz serán llamados hijos de Dios. Este es el querer de Dios la paz y esta puede ser posible gracias a sus hijos. 
Cuarto grupo
4 Felices los hambrientos y sedientos de justicia, porque serán saciados.
6 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.

Sentir hambre y sed son necesidades muy humanas, todos las hemos experimentado y sabemos que si no las resolvemos podemos perecer. Pero esta hambre y esta sed son ante todo las necesidades de todo creyente puro de corazón que no solo busca estar bien con su Dios personal sino que ante todo busca la justicia en el mundo, en el lugar que habita. Es la justicia del Reino que va más allá de toda justicia meramente humana, es una justicia que compromete al hermano en un compromiso de santidad con todos. Ser limpio de corazón es ser derecho, sin falsedad (Sal 24). La verdadera pureza es interior Mt 15,1-20.
Bienaventuranza central
5 Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.

Podríamos traducir esta frase basándonos en el hebreo así:En camino están los matriciales, porque serán tratados con entrañas de madre.
Este es el corazón de toda la Escritura. Ser como es nuestro Padre, como dice Lc 6,36. Ser matriciales como Dios es matricial, hacia allá se encamina toda nuestra vocación a la felicidad.

A lo largo del texto de Mateo la presencia del Padre está presente: es en su Reino que estamos llamados a entrar, es Él quien nos consolará, nos saciará, a Él veremos y seremos llamados sus hijos. Es un proceso de filiación, pero de filiación materna: la madre consuela, sacia, muestra su rostro y sobre todo es ella la que da a luz pues es quien posee matriz.
Podríamos concluir que ser felices es descubrir quién es nuestro Dios, padre y madre, relacionarnos con él y actuar como sus hijos en el mundo.
 

¡Ser felices , plenamente felices es una tarea artesanal!
 


miércoles, 15 de octubre de 2014

LA MITAD DE LA VIDA, TIEMPO PARA COMPROMISOS RADICALES

Es curioso que el libro de los Hechos (7,23) en el discurso de Esteban antes de su lapidación nos presente la vida de Moisés marcada por cuarentenas de años. Cuarenta años como egipcio, cuarenta en el desierto como esposo de Séfora y cuarenta caminando con el pueblo en el desierto.
Es decir que Moisés conoció a Séfora y formó una familia a los cuarenta. También se nos narra que Isaac tenía 40 años cuando se caso con Rebeca Gn 25,20 y que Esaú tomó mujer a los 40 años Gn 26,34. Josué tenía también 40 años cuando fue enviado por Moisés Jos 14,7, de él la Biblia no nos dice que fuera casado, sin embargo las fuentes rabínicas en el Talmud afirman que se casó con Rahab, la mujer de Jericó.
¿Qué significa esto? ¿Qué hay que esperar a llegar a los cuarenta para casarnos?

¡No! Significa ante todo que en la vida de estos héroes de la Escritura algo importante y fundamental acontece en la mitad de la vida.
La Escritura es sabia, las edades y los nombres son simbólicos e invitan a que el lector creyente se confronté.   
 
La mitad de la vida, un tiempo para reflexionar
sobre el camino recorrido y la presencia de Dios en él.
El libro del Deuteronomio es rico en memoria, nos invita constantemente a no olvidar, a no dejar de lado lo que ha acontecido en nuestra vida en estos treinta, cuarenta o cincuenta años, es decir, en la primera etapa de nuestra existencia. Digámoslo mejor, sin importar la edad que tengamos pensemos que estamos en la mitad y que es importante tomar el retrovisor y leer en él las señales que Dios nos ha hecho.
40 años que tu Dios está contigo sin que te falte nada Dt 2,7
Recuerda el camino por donde Dios te llevó durante 40 años Dt 8,2
Tu vestido no se gastó, ni tu pie se hinchó durante 40 años  Dt 8,4
¡Qué bellas frases!, todo ha sido  y es gracia en nuestra existencia.
 
La mitad de la vida,
 un tiempo para sanarnos y ponernos en pie

Parece que en la Escritura hay una invitación a ponernos en pie, a sanarnos, cuando ya estamos adultos, quizás porque es la época en que podemos tomar conciencia de nuestra situación y tomar un nuevo rumbo.

Si observamos bien, el paralítico de Bethesda tenía 38 años (Jn 5),  el paralítico de la puerta bella tenía más de cuarenta años (Hch 4,22). Y los dos en su encuentro con el Señor o con sus enviados son sanados en su Nombre. 
 
Seguro que envejecemos, de esto no hay duda pero como dice san Pablo bellamente en su primera carta a los Corintios “Por tanto no nos acobardamos si nuestro exterior se va deshaciendo, nuestro interior se va renovando de día en día” (1Co 4,16). 

Si para nosotras mujeres, dividimos nuestra existencia en tres etapas, siguiendo la manera como Grecia concebía la vida de la mujer en la antigüedad, según la diosa tripartita: doncella, madre y anciana. Creo que para los hombres es radicalmente diferente, pero un tanto similar si conservamos tres etapas viendo las tres etapas de Moisés. Pasan por una primera etapa de niños-adolescentes y jóvenes adultos, luego viene una segunda etapa de padres y esposos, y por último hablemos de la tercera etapa de sabios y guías de comunidades.
 
Una flor de nuestro jardín interior



La clave está en vivir la etapa que nos corresponde sin ser los eternamente adolescentes.

El propósito de nuestras vidas es el de llegar a ser ancianos es decir sabios.   

 

 

lunes, 14 de julio de 2014

PUEDE SER UNA BUENA HERRAMIENTA

 
Quiero compartir contigo este libro que acaba de publicar la Pontificia Universidad Javeriana, es el fruto del trabajo de investigación para la Maestría en Teología, presentado en el 2012. Puede ser una herramienta básica para quienes se interesen por abrir la puerta de la Escritura desde la manera propia como el pueblo de Israel concibe sus textos sagrados.
 
En la página de LIBROS Y DOCUMENTOS encontrarás el índice y la introducción.
 
Lo distribuye la misma Universidad Javeriana en la Facultad de Teología, el precio es módico pues es pensado para estudiantes.
un abrazo fraterno para todos.
                                                  Ana Francisca Vergara A.o.p.

lunes, 16 de junio de 2014

YA CONOCEN EL CAMINO PARA IR A DONDE YO VOY


CAMINO,  en hebreo “DeReK”.

 
Es interesante que el capítulo 14 del evangelio de Juan nos conduzca por la espiritualidad del camino, dimensión importante en la vida de todo aquel que se fija metas y busca ir más allá de lo meramente inmanente hacia lo trascendente.

La palabra camino hace verdaderamente sendero a lo largo y ancho de la Escritura, aparece 244 veces en el Antiguo Testamento y 55 veces en el Nuevo, para un total de 299 veces. El libro que más la emplea es Isaías, 30 veces.
Como toda palabra hebrea ella tiene varios significados: DeReK expresa a la vez ruta, vía, lo que se acostumbra, lo que se vive de ordinario, un asunto que se realiza. Es decir el camino es algo conocido, aprendido, algo que ya está inscrito en el corazón del hombre, de ahí que sea él quien deba optar por la vía a seguir. 

HACIENDO SENDERO CON EL CAMINO

Sigámosle la pista al camino, de las primeras páginas de la Biblia hasta las últimas busquemos su progreso espiritual:
1. La primera vez que la palabra camino aparece en la Escritura es en Gn 3,23 y la última en Santiago 2,25. La primera habla del camino hacia el árbol de la vida que es cuidado por los ángeles y la segunda del camino por donde Rahab envió a los que perseguían a los espías judíos. Estos dos caminos guardan en la Escritura la vida y la historia de un pueblo, el pueblo elegido.

2. El llamado de Dios a Abraham es un imperativo, Lek-Lekah en hebreo, es decir sal hacia ti mismo Gn 12,1. Esta es la vocación del creyente salir para entrar ante todo en sí mismo y emprender la marcha de la fe.
3. Poco a poco la palabra camino se convierte en la imagen para hablar de la Torah, de la ley que se debe seguir; del sendero que lleva a la plenitud de la vida y de la alianza. El salmo 119 lo resume de manera hermosa en los versículos 33 al 36. En el Deuteronomio y en Josué cuando se le pide al pueblo no desviarse ni a la derecha ni a la izquierda de la Ley se evoca la imagen de camino que conduce al encuentro del pueblo con su Dios y a Dios al encuentro con su pueblo. 

4. Los profetas y en especial Isaías emplean la palabra camino, este comienza a significar el lugar que ayuda a preparar la llegada del Mesías.
5. Jesús es el Maestro que siempre está en camino, él mismo se denomina en el evangelio de Juan el Camino. Los evangelistas nos hablan de un camino ancho que conduce a la perdición  y de otro estrecho (Mt 7,13-14) que nos lleva a la salvación. Bíblicamente el camino ancho es el camino de otras religiones que atrae a los primeros cristianos, mientras que el camino angosto es el camino ya trazado, preparado desde la primera alianza y continuado en la segunda, un camino que lleva a la vida, un camino ya arreglado y dispuesto pero que muchas veces nos cuesta percibirlo. El uno o el otro son cuestión de opción y de seguimiento.

6. De un lugar físico se pasa a una persona, el camino se convierte en una persona: Jesucristo. Si ya san Juan nos dice que Jesús es el camino, los Hechos de los Apóstoles denominaran a los seguidores de Jesucristo, los seguidores del Camino. Los discípulos del DeRek  en Hechos 9,2, son llamados por primera vez los “secuaces del Camino”, son los predicadores del Camino de la salvación Hch 16,17 (ver también Hch 18,25-26; 19,9.23; 22,4; 24,12.22).
Camino para los judíos viene a significar la forma de vida querida por Dios y conformada a la ley. Cuando Lucas en los Hechos aplica este término al cristianismo está afirmando que este nuevo movimiento religioso continúa y supera la vivencia que agrada a Dios y que no se aparta de la ley verdadera.

7. En los Hechos de los apóstoles el Camino, persona, se convierte en una comunidad, la Iglesia.
Los seguidores del Camino se convierten en Cristianos, en asamblea que camina tras las huellas de Jesucristo, camino verdad y vida. Los primeros cristianos comprendieron que el seguimiento del Maestro los lleva ponerse también en camino, a ser itinerantes, prontos para partir a evangelizar.  El camino como vía, mensaje y estilo de vida es inherente al creyente en Jesucristo, no se concibe un discípulo estático y sedentario. Nuestra vocación es la de estar en siempre en camino.
PENSEMOS EN NUESTRO PROPIO ITINERARIO
Caminar es el más universal y antiguo de los ejercicios, es la manera más fácil de serenarte y una manera de meditar. Revisa tus caminadas y tus caminos:
¿Sabes por qué y para qué caminas?
¿Cómo caminas?
¿Con quién caminas?
¿Sigues al Camino y haces camino con él?

 
UN POEMA PARA MEDITAR
Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.
Y tu, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.
Florentino Ulibarri